«¿Ese cobertizo? No es un cobertizo cualquiera», empezó Lucas, con tono serio. «Dicen que allí vive una vieja bruja. Nadie puede acercarse» Los otros niños se inclinaron hacia él, la tensión palpable mientras todos escuchaban atentamente, esperando el resto de la historia.
Lucas continuó: «Si una pelota o un frisbee caen en su jardín, se supone que nunca debes acercarte. Mis padres me dijeron que no entrara allí. Dijeron que la bruja te maldeciría si lo hacías. Es peligrosa» Las palabras quedaron suspendidas en el aire, como si el propio cobertizo estuviera escuchando.