A medida que se acercaba, observó algo extraño en el suelo, cerca de la valla: dibujos de tiza en el pavimento. Eran desordenados y extraños, no se parecían a nada que hubiera visto antes. Los símbolos -círculos, triángulos y líneas- estaban dibujados en blanco, medio descoloridos por el tiempo. Le recordaron a los sigilos que había visto en su videojuego. Sólo era una coincidencia, se dijo. Pero aún así, algo en ellos le hizo sentirse inquieto.
Caminó con cuidado por el patio, manteniéndose en la acera y a distancia de las marcas. A medida que observaba más, vio que había ramitas colgando de la valla cerca de la ventana. Estaban dispuestas en hileras, cada una envuelta en plumas y lo que parecían ser pequeños huesos.