Esta anciana vive en un viejo cobertizo, ¡pero espere a ver su interior!

De repente, sin previo aviso, giró la cabeza y lo miró directamente. James se quedó helado y el corazón le dio un vuelco. Sus ojos estaban fijos en su ventana. Por un instante, todo pareció detenerse. ¿Le había visto? Corrió rápidamente las cortinas y se apartó de la ventana, con la respiración entrecortada. Sentía frío en la piel.

A la mañana siguiente, la sensación de inquietud persistía, pero su curiosidad era aún mayor. Tenía que saber más. Si había alguna posibilidad de que las historias de brujas fueran reales, tenía que verlo con sus propios ojos. Esta vez, se acercaría más. Cogió su bicicleta y se dirigió hacia el cobertizo, manteniendo una distancia prudencial pero decidido a averiguar qué estaba pasando realmente.