Esta anciana vive en un viejo cobertizo, ¡pero espere a ver su interior!

Durante un rato no ocurrió nada. El cobertizo permaneció como siempre, inmóvil y silencioso. Pero entonces, justo cuando la noche se hacía más profunda, la vio: la anciana. Estaba sentada junto a la ventana del cobertizo, con velas parpadeando en el alféizar. No había nada particularmente inusual en su posición, pero algo en su quietud lo inquietó.

James la miró fijamente, intentando comprender lo que hacía. Ella no se movía, no parecía reconocer nada a su alrededor. Era casi como si estuviera en trance, contemplando la luna con una mirada inquebrantable. Sus ojos se entrecerraron y su mente se apresuró a buscar una explicación. ¿Estaba esperando algo?