Esta anciana vive en un viejo cobertizo, ¡pero espere a ver su interior!

Cuando el sol empezó a ponerse, proyectando largas sombras sobre el parque, James estaba rodeado por al menos una docena de niños. Cada uno tenía su propia historia sobre la bruja. Aunque no estaba del todo convencido, las historias habían calado hondo en su mente. El cobertizo, que antes no era más que una rareza al final de la calle, era ahora algo mucho más oscuro y misterioso.

Cuando James volvió a casa, su mente bullía con las historias de los otros niños. No quería creer en brujas, pero cuanto más pensaba en ello, más dudas le asaltaban. Muchos niños tenían historias -demasiadas, al parecer- y casi todos habían visto u oído algo extraño en el cobertizo.