Un enfermero decidió instalar una cámara oculta en el depósito de cadáveres. Lo Que Vio Le Dejó Sin Palabras

Los agentes no tardaron en descubrir el alcance de la operación. Los delincuentes se habían colado en la morgue bajo la apariencia de cadáveres, ocultándose a plena vista. Cuando caía la noche, salían de las bolsas y se llevaban el material de la morgue y otros suministros médicos para venderlos en el mercado negro. La mente de Nathan daba vueltas. Había creído ser testigo de lo sobrenatural, pero esto era mucho peor que cualquier fantasma.

La operación llevaba meses en marcha, sin que nadie se diera cuenta, excepto Nathan. El depósito de cadáveres, aislado y raramente revisado, se convirtió en un escondite perfecto para los ladrones. El hospital, desbordado y falto de personal, nunca pensó en cuestionar la falta de suministros. No fue hasta que Nathan, con sus ojos frescos, empezó a darse cuenta de las anomalías.