Una enfermera adopta a un bebé abandonado que nadie quería. 18 años después, llora al descubrir por fin por qué

«Todavía no. Dicen que tardan una semana. Tenemos que esperar, como todo el mundo» Emily suspiró, pero sonrió. «Está bien. Tendré paciencia. Más o menos» Desapareció en su habitación, tarareando una melodía que raspaba los nervios crispados de Clara.

Clara se quedó sola y se apoyó la frente en las manos. La mentira le supo amarga. Se dijo a sí misma que sólo era un retraso, una forma de suavizar el golpe antes de que llegara la verdad. Pero en el fondo lo sabía: no estaba protegiendo a Emily. Se estaba protegiendo a sí misma.