Un alce irrumpe en el hospital: una enfermera rompe a llorar por lo que ve en su cornamenta.

Peter: ¿Es una broma? Julie frunció el ceño ante la pantalla y miró al alce como si fuera a responder por ella. El animal se movió ligeramente, sacudió la cabeza con frustración y el plástico crujió ruidosamente. La visión le hizo sentir un nudo en el pecho.

Julie: Muy en serio. Voy a seguirlo. Por un momento dudó, con el pulgar sobre el botón de enviar. Su parte racional le gritaba que seguir a un animal salvaje en la noche nevada era imprudente, incluso peligroso. Pero entonces volvió a mirar al alce.