El comentario pilló desprevenida a Clara. «Supongo», dijo con cuidado. «Es decir, sí, es atractiva. ¿Por qué?» «Oh, por nada», dijo Simone con fingida inocencia, agitando la mano. «Es que… bueno… ya sabes cómo son algunos maridos.
Siempre encuentran razones para estar en casa cuando está la niñera o la criada» Su risa era ligera, como si estuviera bromeando. Pero sus ojos se clavaron en los de Clara. Clara forzó una sonrisa. «Marc no es así» «Claro que no», se apresuró a decir Simone, poniendo una mano cuidada en el brazo de Clara.