La niñera no sabía que la estaban grabando: la dueña no podía creer lo que vio

Marc le pasó el brazo por los hombros. «Lo viste. Confiaste en tu instinto» Ella esbozó una sonrisa cansada. «Con el tiempo» Le besó la frente. «Tenías razón, Clara. Y ahora podemos seguir adelante» Leo se subió a su regazo, riendo mientras los rodeaba con sus brazos. Y así, la casa volvió a sentirse como un hogar.