La niñera no sabía que la estaban grabando: la dueña no podía creer lo que vio

Marc era… normal. Quizá demasiado normal. Le besó la mejilla antes de irse, le rellenó el café, incluso le envió un meme a media mañana. Su calidez parecía guionizada. Practicada. ¿Y Rosa? Seguía cantando mientras limpiaba. Seguía preguntándole a Clara por su día. Seguía colocando los juguetes de Leo en su sitio como una segunda madre.

Clara las veía a las dos en tiempo real, en su pantalla y en persona. Y aun así, no podía quitárselo de la cabeza. La forma en que Rosa miraba a Marc cuando pasaba. La forma en que Marc se quedaba en la cocina más tiempo del necesario. Era sutil. Frustrantemente. Estaba cayendo en espiral y lo sabía.