Había demasiado que decir y ninguna manera de hacerlo. Pero la sonrisa de Rosa se le quedó grabada. No fue un malentendido. No era una proyección. Era algo calculado. Divertido. Le había complacido presenciar cómo se peleaban. Y Clara no podía quitarse de la cabeza la idea de que Rosa había querido que ella lo viera.
Clara se sentó en la cama mucho después de que Marc se hubiera dormido, iluminada únicamente por el resplandor azul de su pantalla. Cámaras activadas por movimiento. Cámaras ocultas. Copias de seguridad en la nube. No sabía lo que estaba buscando: ¿pruebas de traición? ¿Manipulación? ¿Algo peor? Hizo clic en Añadir a la cesta sin dudarlo.