La niñera no sabía que la estaban grabando: la dueña no podía creer lo que vio

Aquello fue más duro de lo que esperaba. A Clara se le apretó el pecho. Bajó la voz. «¿Sabes qué? A lo mejor no confío» Marc parpadeó como si le hubieran abofeteado. Se dio la vuelta y salió de la habitación sin decir una palabra más.

Clara se quedó allí, respirando con dificultad, con los puños apretados a los lados. Se le saltaban las lágrimas, pero se negaba a llorar. Todavía no. Se quedó mirando la puerta abierta y entonces lo vio. Más allá del borde de la pared del pasillo, un suave parpadeo de movimiento.