La niñera no sabía que la estaban grabando: la dueña no podía creer lo que vio

Se dijo a sí misma que estaba exagerando. Que estaba cansada. Que las insinuaciones de Simone aún le daban vueltas en la cabeza. Pero el presentimiento no la abandonaba. No importaba que no hubiera sucedido nada explícito, algo tácito había echado raíces y estaba creciendo. Esa noche, Clara se enfrentó a Marc.

Estaban en el dormitorio, en medio de un silencio tenso. Clara estaba de pie cerca del armario, cruzada de brazos. Marc estaba tumbado en la cama, mirando el móvil. «¿Te gusta?» Preguntó Clara en voz baja. Marc no levantó la vista. «¿Qué?