Una mujer dona un riñón para salvar la vida de su novio, que rompe con ella tras la operación

Maya no esperaba volver a pensar en él. Aiden era sólo un nombre en una placa y una mano firme con una aguja. Pero dos días después, lo vio en un bar de batidos frente a su centro de formación, con los auriculares colgados del cuello y bebiendo algo de color naranja brillante.

Él se fijó en ella cuando entró. «Mira quién no esprinta hoy», dijo con una pequeña sonrisa. Ella enarcó una ceja. «Tengo días de descanso. Raros, pero existen» Levantó su taza. «Has elegido bien. Hoy el mango está en su punto»