Una mujer dona un riñón para salvar la vida de su novio, que rompe con ella tras la operación

La operación salió según lo previsto. Eso fue lo que dijo la enfermera cuando Maya abrió los ojos. «Sin problemas», le dijo, comprobando sus constantes vitales. «Ahora estás en recuperación. Intenta descansar» Pero los pensamientos de Maya ya estaban escudriñando la habitación.

No había flores. Ni Aiden. Sólo el zumbido de las máquinas y la luz blanca. Le dolía el cuerpo de una forma que no había sentido antes. No era un dolor de los buenos: era hueco, agudo, erróneo. Intentó incorporarse, pero la cabeza le daba vueltas.