Una mujer dona un riñón para salvar la vida de su novio, que rompe con ella tras la operación

Las pruebas me resultaron extrañamente familiares, como los preparativos de una carrera, pero más tranquilos. Sin multitudes ni línea de meta. Sólo salas estériles e instrucciones en voz baja. Maya no le dijo a Aiden que lo estaba haciendo. Todavía no. Ni siquiera estaba segura de por qué. Tal vez quería estar segura primero. O tal vez una parte de ella temía que dijera que no.

Una semana después, el coordinador volvió a llamarla. «Sois compatibles», le dijo. «No sólo compatibles, sino excelentes. Si quieres seguir adelante, te indicaremos los pasos a seguir» Maya miró por la ventana la pista de atletismo vacía. Exhaló lentamente.