Este hombre se hartó de patear asientos pero cuando se da la vuelta descubre un giro inesperado

Los pasajeros murmuraban su agradecimiento, reflejando en sus rostros el aprecio por la vigilancia de Kevin. Una azafata se acercó con una bebida de cortesía, un gesto de agradecimiento por su aguda observación y rápida actuación. Kevin aceptó la bebida, pero su mente seguía ocupada pensando en el niño y en el drama que se estaba desarrollando.

Cuando el avión aterrizó por fin, comenzó el caos del desembarco. La madre del chico, ahora plenamente consciente del drama, se acercó a Kevin con expresión mortificada. Se disculpó profusamente, con las mejillas sonrojadas por la vergüenza.