Mientras continuaban su camino, una pequeña multitud comenzó a formarse alrededor de Joe, atraída por la conmoción de su presencia en la acera. Los espectadores se reunieron con un aire de curiosidad indiferente. Varias personas sacaron sus teléfonos para hacer fotos y grabar vídeos de la escena.
La mirada colectiva de la multitud estaba marcada por una sensación de observación pasiva más que de preocupación activa. A pesar del creciente número de personas, pocas se acercaron a ofrecer ayuda. El fenómeno del efecto espectador era inconfundible; cada individuo parecía asumir que alguien más intervendría y asumiría la responsabilidad.