Nunca fui la favorita de mi padre-26 años después descubrí por qué

Pero él se había ido, y el silencio que le respondía era lo único que le quedaba. Cuando por fin se calmaron sus sollozos, se dio cuenta de que había otro sobre debajo del diario, apartado del resto. Su nombre estaba escrito en él con la inconfundible letra de él. Su nombre estaba escrito en el sobre con la inconfundible letra de él. Miriam lo miró durante un largo momento, con la respiración entrecortada.

Después de páginas de amargura y resentimiento, temía a medias lo que él pudiera decirle directamente. Aun así, deslizó el dedo bajo la solapa y desdobló el papel, con cuidado de no romper la frágil hoja. Miriam», empezaba, los trazos de su pluma inseguros, cada palabra presionada en la página como si hubiera costado esfuerzo convocarla.