Nunca fui la favorita de mi padre-26 años después descubrí por qué

Dio un cuidadoso paso hacia el interior, sus zapatos crujieron contra las tablas, y sintió el peso del silencio de su padre presionando a su alrededor. En el rincón más alejado, medio oculto bajo la inclinación del tejado, había un baúl. Sus bordes de cuero estaban desgastados y los tachones de latón embotados por el tiempo, pero había un extraño cuidado en su conservación.

La tapa estaba cubierta de polvo, pero las esquinas brillaban tenuemente, como si sus manos las hubieran pulido en secreto. A su lado había una caja más pequeña, atada con un cordel deshilachado. La caligrafía de la tapa era inconfundiblemente suya, pulcra pero contundente, cada letra presionada como para que el nombre fuera permanente: Ruth.