Ella sonrió suavemente, disimulando el murmullo de sospecha bajo sus costillas. «Me pareció oler perfume en tu camisa, algo muy… elegante. Me imaginé que se te había pegado de alguien que conociste» Por un momento, su expresión vaciló, luego se estabilizó. «Ah, eso. Sí, una de ellas era… una señora mayor. Llevaba mucho»
Era una respuesta sencilla, pero Julia oyó el cambio, la facilidad forzada, la recuperación demasiado rápida. No fueron las palabras en sí, sino el espacio entre ellas. Esa pausa le dijo más que la frase que siguió. Él no había esperado la pregunta, y eso por sí solo era suficiente para inquietarla.