Un cachorro no deja de abrazar a su amigo antes de dormirlo: el motivo te dejará atónito

Se le cortó la respiración al verla. La jaula era demasiado pequeña, demasiado frágil frente al horror que los rodeaba. Sintió que un sudor frío le recorría la espalda y que las manos le temblaban al acercarse.

La visión de la jaula parecía ralentizar el tiempo. Su corazón se aceleró, latiendo tan fuerte que ahogó todo lo demás. Con una mezcla de inquietud y feroz determinación, Kiara se acercó a la jaula.