«No lo sabía», dijo Mark, con los ojos cerrados. «Pero ahora no puedo dejar de pensar en todo lo que no me dijo» Se sentaron en silencio durante un rato, el aire entre ellos espeso y frágil. Lucas se levantó por fin. «Voy a dar un paseo» «Lucas…», empezó Mark, pero se detuvo. «Ten cuidado, ¿vale?» Lucas asintió y salió al tranquilo atardecer, con sus pensamientos más fuertes que nunca.
El examen llegó a la tarde siguiente, entregado por mensajero en un sobre sin marcar. Sin dramatismo. Sin fanfarrias. Sólo el peso de la verdad sellado dentro de una funda acolchada. Lucas se sentó en el sofá, mientras Mark y Daniel se colocaban en los extremos opuestos del salón.