Los ojos de Elena se abrieron de par en par, horrorizada, al darse cuenta de que el tiburón tigre había conseguido atravesar las defensas de la ballena y se dirigía hacia ella a una velocidad aterradora.
Con sus reflejos cargados de adrenalina, dio una patada con todas sus fuerzas, tratando desesperadamente de esquivar al implacable depredador que se acercaba para matarla.
