Un hombre encuentra a un cerdo congelándose durante una tormenta de nieve, pero luego descubre que no estaba solo

Su espalda ya no era lo que era. Levantar incluso la mitad del peso del cerdo podría dejarlo inconsciente durante días, o algo peor. Pero no había tiempo para precauciones. No ahora. No con vidas en juego. Envolvió a la pequeña criatura en su bufanda y se volvió hacia el cerdo. Agarró la manta de camping y la envolvió lo mejor que pudo.

El viento se abalanzó sobre él en cuanto abrió la puerta del cobertizo. Raymond se preparó. Con un brazo bajo el pecho del cerdo y el otro tirando de él, empezó a arrastrarlo. Le temblaban las piernas. El fuego le recorría la espalda a cada paso. Pero el cerdo no se resistió. Gimió débilmente, pesado y flácido, y se dejó llevar.