Un hombre encuentra a un cerdo congelándose durante una tormenta de nieve, pero luego descubre que no estaba solo

Fue entonces cuando lo vio: un parpadeo de movimiento bajo el vientre del cerdo. Un pequeño temblor en la nieve, como si algo oculto debajo se hubiera agitado. Algo vivo. El cerdo se movió ligeramente, acurrucándose más alrededor de la forma que tenía debajo.

Por un segundo, Raymond vislumbró una mancha de pelo. No era del cerdo. Era otra cosa. Algo más pequeño. Lo estaba protegiendo. No se movió. No respiraba. Fuera lo que fuera aquella criatura, el cerdo la había mantenido caliente, la había protegido con sus últimas fuerzas. No sólo estaba sobreviviendo.