Una mujer sigue a un oso hasta el bosque después de que se le acercara inesperadamente en la parada del autobús

Esperaba encontrarlos enterrados en el desorden de la tienda. Enfrentarse a más trampas era desalentador, pero Hazel se sentía decidida con los cortaalambres en la mano. Estas herramientas podrían liberar a los animales atrapados, incluido un osezno, dándole un nuevo propósito.

Se revolvió por el desorden de la tienda, buscando la herramienta que podría ser su boleto para salvar vidas. Por fin, Hazel sintió el frío metal del cortaalambres en su mano. Pero el alivio duró poco, ya que el susurro de las hojas le recordó los peligros que la acechaban.