Una mujer sigue a un oso hasta el bosque después de que se le acercara inesperadamente en la parada del autobús

Aunque no era la gran oportunidad que deseaba, era una pista de que el viajero había estado aquí. Ignorando su frustración, Hazel se mantuvo concentrada. Los gritos lejanos se convirtieron en un faro de esperanza, guiándola a ella y al oso más profundamente en el bosque.

Juntos, siguieron adelante, con su misión compartida de tender un puente entre humanos y animales. Cada pista -pelucas arrancadas, huellas frescas- reavivaba su esperanza. El vínculo entre Hazel y el oso se hizo más fuerte, cada paso impulsado por su objetivo común.