Con manos firmes, el veterinario sedó a la serpiente para asegurarse de que no se agitara durante el procedimiento. Una vez que la serpiente estuvo totalmente inconsciente, el veterinario empezó el delicado proceso de cortar su vientre hinchado para extraer la causa de la obstrucción.
Aditya y su abuelo estaban cerca, con el corazón palpitante, mientras observaban el trabajo del veterinario. Cada momento parecía una eternidad. ¿Qué se había tragado la serpiente? ¿Era una persona? ¿Un animal? Las posibilidades eran aterradoras, cada una más espantosa que la anterior.