Las aguas se tragaron su casa, pero con ellas flotó algo aterrador.

«¿Sabe qué se ha tragado?», preguntó uno de los soldados, con la voz teñida de preocupación. Aditya negó con la cabeza. «Ni idea», respondió. «Pero es enorme. Todavía está abajo» Los soldados llamaron rápidamente por radio a su mando para pedir orientación.

Tras otra hora de angustiosa espera, el agua por fin empezó a drenar. Lenta pero inexorablemente, el agua que había llenado su casa empezó a retirarse. Aditya observó desde lo alto de la escalera cómo la planta baja se hacía más visible y dejaba al descubierto la serpiente.