Unos pescadores se acercan a un iceberg para salvar a un animal varado, pero lo que descubren es mucho más aterrador

El corazón de Tanner se hinchó al ver la alegría en las caras de sus amigos, su alivio reflejaba el suyo. Cuando llegaron a los botes, Mallory abrazó fuertemente a Tanner, con la voz llena de emoción. «Estábamos tan preocupados», murmuró, con los ojos vidriosos por las lágrimas no derramadas.

Mientras los botes se alejaban, dejando atrás el iceberg, Tanner miró atrás por última vez, con los recuerdos de su terrible experiencia aún frescos en su mente. Miró a Iqaluk, que contemplaba el horizonte con expresión pacífica.