Bajo las tenues luces de la calle, su ira se convirtió en duda. Las lágrimas de Claire se repitieron en su mente, resquebrajando la certeza a la que se había aferrado. ¿Y si estaba equivocado? La pregunta le acechaba a cada paso. Se metió las manos en los bolsillos, con la mandíbula apretada, odiando que por primera vez no estuviera seguro.
El aire de la noche le mordía la cara mientras Daniel caminaba sin rumbo por calles tranquilas. Las luces de los portales brillaban débilmente, los perros ladraban a lo lejos, pero el mundo se sentía vacío. Su rabia se desvanecía paso a paso, dejando sólo un vacío que le carcomía. Las lágrimas de Claire se repetían en su cabeza, atormentándolo con cada respiración.
