Llegó la noche de gala y Cindy se había preparado meticulosamente. Su vestido negro de diseño se ceñía a su figura con elegancia, cada costura hecha a medida a la perfección. Llevaba el pelo peinado con suaves ondas, enmarcando su rostro como una corona, y su maquillaje era impecable, realzando sus rasgos afilados y seguros. Su aspecto era impresionante e intocable.
Cuando bajó del lujoso coche en el lugar del evento, el ambiente cambió. Caras conocidas del círculo social de Peter se quedaron paralizadas, con expresiones de sorpresa e incredulidad. Los gritos de asombro se extendieron entre la multitud cuando Cindy descendió, y cada uno de sus movimientos irradiaba una presencia tranquila e imponente.