Una mujer vendió el anillo que le regaló su ex. Cuando el joyero lo vio, ¡no podía creer lo que veía!

A Kiara se le aceleró el pulso, pero mantuvo una expresión neutra. «¿No es lo que pienso? ¿Entonces qué es, Ethan? ¿Te lo acabas de ‘encontrar’? ¿Dónde, exactamente?» Dejó que el silencio se prolongara y su mirada inquebrantable le obligó a responder. El aire entre ellos estaba cargado de tensión.

Ethan se inclinó más hacia ella, con la voz apenas por encima de un susurro. «Está bien», admitió, con un tono de frustración. «No lo compré en una tienda. Lo cogí. Pero no era para tanto: estaba ahí tirado, como si a nadie le importara. No hice daño a nadie, Kiara»