Kiara lo abrazó, con movimientos deliberados pero naturales. Esbozó una sonrisa encantadora y tomó asiento frente a él. «De verdad que sí», respondió ella, con un tono ligero. Por dentro temblaba, pero sabía que tenía que seguir actuando. Cada movimiento, cada palabra era importante.
Hablaron de todo: del trabajo, de viejos amigos e incluso de películas que solían ver juntos. Ethan parecía relajado, incluso feliz, con toda su atención puesta en ella. Kiara desempeñó bien su papel, manteniendo una conversación distendida mientras echaba miradas de vez en cuando a la habitación. Sabía que no estaban solos.