Una mujer vendió el anillo que le regaló su ex. Cuando el joyero lo vio, ¡no podía creer lo que veía!

Cuando salió al exterior con el agente, el aire fresco la golpeó como una sacudida, pero no impidió que las lágrimas corrieran por su rostro. La gente de la calle se detenía a mirar, sus miradas curiosas la atravesaban como cuchillos. Se sintió completamente expuesta, con la humillación y el miedo formando un nudo asfixiante en su pecho. Probablemente piensen que soy una delincuente, pensó, ahogando un sollozo.

El coche de policía se cernía sobre ella, su presencia era surrealista. Kiara se sentó en el asiento trasero, con las manos temblorosas y agarrada a su bolso como a un salvavidas. Intentó calmarse, pero la realidad de su situación era abrumadora. Sus pensamientos se volvían incontrolables.