Una mujer vendió el anillo que le regaló su ex. Cuando el joyero lo vio, ¡no podía creer lo que veía!

«Necesito que coopere, señora», dijo el agente, con un tono tranquilo pero inflexible. «Se lo explicaremos todo en comisaría» La respiración de Kiara se aceleró y el pecho se le apretó al sentir el peso de la situación. «No», balbuceó, sacudiendo la cabeza. «Esto tiene que ser un error. Se han equivocado de persona»

La expresión del agente se endureció y su voz se volvió fría. «Esta es su última advertencia. Puedes venir voluntariamente o tendré que llevarte a la fuerza» Las palabras la golpearon como una bofetada. El corazón de Kiara se aceleró y sintió un impulso profundo y primario de correr, aunque sus piernas se negaban a moverse. Al darse cuenta de que no tenía elección, asintió débilmente, con el cuerpo tembloroso.