La doctora se cruzó de brazos y explicó con cuidado. «Hemos realizado un estudio esquelético completo, que incluye radiografías y evaluaciones dentales y hormonales. Los resultados son concluyentes: el desarrollo óseo y el desgaste dental de Esther concuerdan con los de alguien de unos veinte años.»
Hizo una pausa para asimilar la gravedad de sus palabras. «Esther tiene displasia espondiloepifisaria congénita, una forma rara de enanismo. Esta enfermedad detuvo su crecimiento, manteniendo su estatura por debajo del metro y medio. Su aspecto exterior es el de una niña pequeña, pero internamente su cuerpo es completamente maduro»