Cuando se quedaron a solas, la voz de Veronica se redujo a un tenso susurro. «Algo no va bien», confesó, relatando los inquietantes incidentes de los que había sido testigo. «Por favor, ¿podría realizar un examen más exhaustivo? ¿Algo más que el chequeo estándar?» El médico, aunque perplejo, accedió.
Un par de días después, los resultados estaban listos. Verónica se sentó junto a James en la austera y estéril sala de espera, con los nervios a flor de piel. Cuando volvió la doctora, su rostro era serio. «Hemos hecho muchas pruebas, como usted pidió», dijo. «Y los resultados son… inusuales»