Una mujer graba en secreto a un niño adoptado que no era quien decía ser

Verónica vio, sin aliento, cómo Esther se colaba en el dormitorio principal. Las imágenes la mostraban rebuscando en los cajones, sacando maquinillas de afeitar, cremas de afeitar y bolsas de maquillaje. Los llevaba de vuelta al cuarto de baño, con movimientos deliberados, demasiado calculados para una niña.

El corazón se le aceleró al ver el siguiente vídeo. Esther estaba sentada frente al espejo del baño, tarareando canciones de los años noventa, una extraña elección para una niña de seis años que ni siquiera había nacido. A Verónica se le hizo un nudo en el estómago al ver cómo Esther se maquillaba con la precisión de quien lo ha hecho infinidad de veces.