Un león fugado paraliza la ciudad – Lo que ocurre al final deja a todos atónitos

En los días siguientes, la ciudad se ablandó. Los críticos exigieron responsabilidades al zoo; otros abogaron por un santuario donde ambas hermanas pudieran curarse juntas. Los niños no dibujaban a los leones como monstruos, sino como guardianes. El relato de Oakridge había cambiado a uno de supervivencia y parentesco.

Semanas después, Tom las visitó en la tranquila ala veterinaria. Sahara yacía acurrucado junto a Nyla, con la respiración tranquila y los ojos entrecerrados en señal de confianza. Fuera, la ciudad seguía bullendo, persiguiendo ya nuevos titulares. Pero para Tom, el recuerdo perduraba: la noche en que triunfó la misericordia y un león recordó a los humanos lo que significa realmente la familia.