Un león fugado paraliza la ciudad – Lo que ocurre al final deja a todos atónitos

El jefe ladró: «Está traspasando el perímetro, ¡dispara!» Los dedos apretaron los gatillos. Tom giró y gritó desesperado: «Si disparas, los matarás a los dos, ¿no lo ves?» Sus palabras crujieron de desesperación. Por un momento, los rifles vacilaron. El destino de la ciudad se tambaleó durante unos segundos de contención humana.

Y entonces Sahara se detuvo, levantando la cabeza. La multitud jadeó cuando su mirada los recorrió: depredadora, prisionera, hermana y superviviente. Soltó un gemido grave e inquietante que atravesó la noche iluminada. Durante ese momento de suspensión, incluso los rifles bajaron ligeramente, sostenidos por algo más grande que el miedo: el reconocimiento.