Un león fugado paraliza la ciudad – Lo que ocurre al final deja a todos atónitos

Los focos iluminaban el perímetro del zoo mientras policías, periodistas y curiosos se apretujaban contra las barricadas. Rápidamente se extendió el rumor de que Sáhara había sido avistada a sólo unas manzanas de distancia. Los francotiradores subieron a los tejados y los equipos de tranquilizantes flanquearon las entradas. El aire se llenó de expectación. Todo el mundo esperaba con los teléfonos en alto. La ciudad contenía la respiración.

Sahara se escabulló entre las sombras, con las patas doloridas y el hombro ardiendo donde le había rozado el dardo. Se detuvo a respirar y sus fosas nasales se agitaron al percibir un olor tenue y familiar. Entrecerró los ojos y sus músculos se tensaron. Estaba cerca. Más cerca de lo que nunca había estado. El olor de Nyla era fuerte. Presionó hacia delante.