En los días siguientes, la historia del águila y el gato corrió como la pólvora por todo el pueblo. Todo el mundo quería saber cómo un gato doméstico había acabado en el nido de un águila y cómo había vivido para contarlo. El teléfono de Samantha no paraba de recibir mensajes, felicitaciones y un aluvión de fotos.
Una semana después, la foto de Juniper apareció en la portada del periódico local: «Gato local sobrevive a encuentro con águila – y hace nuevos amigos» Samantha enmarcó el artículo y lo colgó junto a la puerta de la cocina. Cada vez que lo veía, sonreía, Juniper se acurrucaba feliz en el alféizar de la ventana, en casa, a salvo y más querida que nunca.