Un águila arrebata un gato del patio – ¡Lo que descubren los vecinos te dejará boquiabierto!

Los segundos parecían horas. Samantha se obligó a quedarse quieta, se obligó a no gritar. Su mente se llenó de imágenes: Juniper herida, desaparecida, sin salvación. Cerró los ojos una vez y una oración rápida y desesperada pasó por su mente. Por favor, que esté bien. Por favor, que esté vivo.

Entonces se oyó la voz del joven, aguda por la incredulidad: «¡Es él! Es el gato, está bien» Un grito ahogado recorrió el grupo de búsqueda. Samantha se tambaleó hacia delante, con los ojos inundados de lágrimas. Arriba, la pequeña figura blanca de Juniper se retorcía y daba zarpazos juguetones a algo dentro del nido, completamente ilesa.