Un niño descubre 14 perros alrededor de un árbol y un agente resuelve el misterio

A Lukas se le cortó la respiración. Los perros no ladraban al azar, sino al árbol, como si quisieran comunicarle algo. El ruido era incesante, como si los perros estuvieran esperando una respuesta, llamando a algo invisible. La mente de Lukas se agitó. ¿Qué estaban haciendo? ¿Por qué lo hacían?

Se movió incómodo, intentando ver mejor sin molestar a la manada. Le dolía el cuerpo de estar agachado, pero no podía apartar la mirada. Los ojos de los perros estaban clavados en el árbol, sus cuerpos tensos, esperando algo. Lukas sintió la inquietante tensión en el aire, una espesa niebla de misterio que le erizó el vello de la nuca.