Agradecido, Lukas dio las gracias al agente Jones. Ya no era el niño solitario, sino que se sentía orgulloso de su papel. La validación le dio fuerza y pertenencia. El agente Jones prometió vigilar el barrio y a Lukas, que ahora era un joven héroe entre sus compañeros.
Poco después, la oficina del sheriff rindió homenaje a Lukas por sus valientes esfuerzos. La pequeña ceremonia reconoció su valentía y determinación, consolidando su lugar como héroe local. La recompensa era algo más que una muestra: era un símbolo del respeto y la aceptación que Lukas anhelaba.