Aliviado por saber la verdad, Jones arrestó a Rogers por robo y fraude. Las mascotas desaparecidas de la comunidad estarían por fin a salvo y se resolvería el inquietante misterio de los ladridos de los perros. Pero aún quedaba un paso importante: informar a Lukas, el niño que lo empezó todo.
Jones visitó a Lukas en la escuela al día siguiente, elogiando su curiosidad y valentía. Le explicó cómo las observaciones de Lukas habían ayudado a atrapar al ladrón. Por primera vez, Lukas se sintió realmente visto, su silenciosa persistencia recompensada. Su mundo pasó de invisible a esencial en una sola conversación.