Sin que Lukas lo supiera, sus profesores se dieron cuenta. Sus desapariciones regulares durante las clases de la tarde no podían ser ignoradas. Al final de la semana, enviaron una nota a sus padres, preocupados por su asistencia y comportamiento.
Aquella tarde, Lukas volvió a casa del bosque sin saber que su madre le esperaba. Al entrar, ella le detuvo. «¿Dónde has estado todo el día?», le preguntó con voz tranquila pero seria. Lukas se encogió de hombros. «En la escuela. ¿Y qué más?»